jueves, 24 de abril de 2008
lunes, 18 de febrero de 2008
jueves, 7 de febrero de 2008
domingo, 3 de febrero de 2008
lunes, 14 de enero de 2008
Brazil
cosas son a su manera, muy diferente a la realidad en que vive..., La triste realidad es que este lugar no existe, solo esta en la imaginación de lawry, y a pesar de que intenta vivir hacer sus sueños realidad, se ve confrontado con su entorno, del no se puede deshacer y que ejerce poder y dominio sobre el.
sábado, 12 de enero de 2008
El Contexto
Juega un papel papel importante, ya que el estudio de este, es lo que le da uno la idea de como adaptar una obra a su entorno y sus requerimientos, por tanto es cómo va a ser evaluada. Una obra debe estar vinculada de una manera u otra con el lugar de se encuentre ubicada, no solo por el hecho de que lo ocupa, sino porque tenga una identidad y un caracter que lo vincule.
Terry Gilliam

Nació en Minneapolis, estudió Ciencias Políticas en Los Ángeles y trabajó como ilustrador en Nueva York. En 1967 se trasladó a Londres donde estudió animación con Bob Godfrey. Su trabajo en este campo para televisión le llevó a unirse a los Monty Python en 1969. Los sketches de animación que creó para los programas de esta compañía revelaron la gran imaginación de Gilliam. La película que marcó su debut como director, Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores (1974, codirigida con Terry Jones), fue la más imaginativa de la serie de Monty Python, muchos de cuyos filmes coescribió. La bestia del reino (1976), su primera película en solitario, aunque aún del tipo Monty Python, ahondó más en la visión escatológica de la edad media ya avanzada por Los caballeros de la mesa cuadrada.
Los héroes del tiempo (1981, con Sean Connery) era una obra más personal, una visión infantil y de pesadilla a un tiempo, en la cual se contemplaba la historia como una serie de trampas sádicas. Con Brazil (1985, interpretada por Jonathan Pryce), Gilliam consiguió unos efectos visuales excelentes en su divertidísima reinterpretación del clásico de Orwell 1984 como un circo de seres monstruosos. Sin embargo, su imaginación voló aún más alto con Las aventuras del barón de Münchausen (1989), una de las películas más caras de su momento que estuvo plagada de dificultades de produ
cción y fue una catástrofe de taquilla. Desde entonces, ha intentado restringirse a la dirección de los guiones de otros. Aunque visualmente impresionante, a la fantasía futurista de Doce monos (1995, protagonizada por Bruce Willis), le falta algo del vigor que Gilliam era capaz de aportar a sus propias creaciones.
Como director ha deambulado por los límites de la realidad, los sueños y el tiempo. Sus películas están marcadas por los viajes en el tiempo y la realidad confundida por los sueños, la fantasía o la imaginación, siempre aderezado con mucho humor o ironía.